Wednesday, April 25, 2018




Calles y Noches de Espinetta

Si, a tu corazón, y llego igual,
Todo siempre se podrá elegir
No me escribas la pared
Sólo quiero estar entre tu piel…

Y si acaso no brillara el sol
Y quedara yo atrapado aquí,
Otra vida para este amor podría seguir,

podría seguir contando de la ceniza de tus pasos,
hundirme en la calma del agua subterránea, 
podría dormir bajo la sombra de los arboles que has besado 
treparlos y subir sus acantilados de roca en tu voz y tus uñas de media luna,

Si, a ti Corazón, llegaré donde tu luz siga brillando,
aún cuando duermas, en el espejo de humo negro y de mil colores,
podré elegir tu calidez en la noche de lluvia,
escribe en mis venas, en mi piel puesta al sol,
derrama el néctar de tu voz en el lecho de mil corazones que viven en mis páginas,
mantén ese fluir en mis venas cuando me tomas en una caricia atómica,
que tus cuerdas se enreden con mis soles para dar creación y luz a una nueva vida,
que tus pantorrillas y tus miradas sigan bailando al tiempo de la expanción vital...

Al susurro de tu sueños, donde no te pueda encontrar aún en las sombras,
llegaré a la cabecera de tu andar por Calles nocturnas y alternas,
te persistiré por calles de tropiezo al guijarro,
aunque los perros sigan aullando y las jaurías sigan nuestro rastro,

Y a tu amplio pensamiento lo abriré de par en par,
todo siempre se podrá elegir y eligiere compartir los colores infinitos de tus ojos,
pues en todos los muros escribiré tu nombre con la tinta de el fruto con el que has dado vida,
y si los dioses me dan un día mas voy respirar de tu aliento, la luz del día siguiente...

Escarbare con las uñas los huesos rotos y la sangre en mis ojos con tu andar perdido en las piedras,
y si todos los coyotes de roca que me dieron su guarida, me siguen en estos talones,
no habrá descanso descalzo en la hoguera de tus piernas,
hundiré mi alma en la cama de tus ojos,
los que están despertando postrados en los astros de la molécula divina...







plexo solar II




el tiempo bebo como el agua en tu labio,
superior a la fina duna de tus soles existe la noche,
inefable que el astro siga brillando en tus ojos de madrugada
y que las quimeras sigan soplando en tu cabello
al ritmo de alguna sacrosanta vida que prende de tu corona,

cuantas lunas siguen tus pasos, adornados de luces emplumadas al viento, 
allí donde caminas al tiempo sánscrito, en tus plexos en mis sueños
cientos de kilómetros en estos talones, 

un baile interminable en tus tacones, y destellos en las alas de tu sombrero, 
danza al ritmo del cáñamo piedra reverbera, 
de tintas al telar de madera, en los ecos de los himnos vedas,

y te alejas al terminar el invierno, el sol canta su llamado 
el izar de la vela al viento, tiempo de abordaje, 
la corriente de las aguas es certero para dejar puerto,
quedando atrás las arenas del arrabal, en busca de tiempos venideros corazón.