Saturday, April 28, 2007
TRABAJO DE AQUELLOS AÑOS
(DESPERTANDO LEJOS DE EXTRAÑARTE) 1999
Sol a sol camino mi sendero,
que me desgarra en nuestro recuerdo,
cómo te amé sin más que esperar,
más que perderte y perderme sin sol ni luna.
“Y he estado tratando de luchar más con el dolor,
dolor que se desvanece en mis deseos,
más es el tiempo largo que mi amor,
!! por amor, date cuenta donde estoy !!.”
Luna a luna, noche de insomnio inagotable,
estrellas, ni una sola sin tus amores,
nubes no más sin tu estadía
todos acuerdan en solución perdida.
Regreso a casa con la piel sangrada
por olvidarte en las rocas quebradamente salvajes,
perdido en esas alturas abismales,
buscando tu olvido en lágrimas de lluvia inevitable,
regreso de estar perdido días en bosque de laberinto,
sangrada presencia en donde las rocas se afilan cortándome,
buscando tu olvido en soles que me queman silenciosamente.
En días doy de tragar a los cuervos mi dolor
porque la mujer de la montaña así lo dice,
doy de beber mi hastío a los armadillos con gusto
porque el viejo del bosque me aconseje.
“Y así que después de las montañas y bosques humeados
me libero en sacrificio de caminatas aletargadas,
risas largas con los que viven por allí
porque tu recuerdo ellos lo opacan, lo matan,
muerto el pasado, brisa me recorre en esas cumbres.
Río sin sortilegios, solo mares de estadía viva,
río sin recuerdo, solo el preciso momento,
solo sin más, ya no encuentro más la soledad.
Y retumban los truenos energéticos en laderas,
la mujer de la montaña me ha enseñado a no temer.
Viejo bosque, enséñame a ocultarme en tiempo,
porque una nueva isla me espera, desbordante ilusoria,
una nueva isla me acogerá en llegada armoniosa.
Porque esa mujer que espera es una princesa,
bella en tiempo delicado, de amor sincero,
buena en sueños mágicos me espera,
porque esa mujer está tan lejos y tan cerca
que siento que es mía ya...
Tammiz
MENSAJES ANCLADOS
Sí, ahí estás con tus pies hundidos en la arena,
la dulce vista que contemplas inmóvil
hasta respirar contra tus cabellos de suave brisa,
suben, ondulan y van, océano de palabras imponentes.
Yo converso sin tus deseos, mira que aún estoy aquí,
detrás de tu sombra que se alarga en el ocaso,
yo contento de saber que tus ojos se miran de lado,
tú sabes que la sombra me encierra, que eres tú y yo.
Más tiempo pasa en uno y otro,
más me acerco, paso a paso en espuma disuelta en nuestra piel,
rozo tu hombro, sé sutilmente tu cuenta, tu sentir,
ya no miras la línea infinita del océano,
miras ya mis achicados ojos, con sabor a mar.
Sí, siento todo de golpe cuando tu no estás,
estruendoso el percatar de tu ausencia,
todo de golpe al romper la ola,
el estrellar implacable de la inmensa marea
que me tumba, me rompe bien adentro,
me hace sentir la fuerza del corazón solitario.
Pero se que tus ojos están allí,
como tus labios se quedan inmóviles ya en los míos,
dulces, suaves, de línea delicada,
que tus dedos se dan ya con los míos.
Y ese respirar infinito y tibio
como la línea de nuestros océanos
y ese beso brevemente acogedor, calor
como el sol de hundida caída en mar.
Así nos tumbamos en nuestro sitio,
horas, talvez minutos o días
y así nos vamos escapando,
una, dos veces, tal vez ahora mismo.
Tamiz
Si ya no hay gotas en la carne en la calle
De esta despilfarrada aventura
Hay que regresar a la tinta
Del desgranado deseo de la satisfacción
Que nunca llega, que nunca ha venido
Tu, me miras y lees con ojos de poeta
De un buen diligente afanado y apoderado
Yo, una respuesta de tantas nefastas
Mi desolado camino a la mortandad
Hay que regresar para renunciar.
Renunciar a esta reminiscencia y dar cuantas
Somos pues, una alborada desgarrada
Una larga caminata por la playa
Somos pues de este suelo profano
Y tu, tu me dices que hay que seguir
Yo, qe hay que parar, ¿a donde quieres llegar?
A donde el daño de tus papeles decrezca
Pues ya no hay ni una gota más de sangre!