Desde la azotea
Cuatro puntos cardinales, un cielo basto y limpio
al Sur tus ojos, cristalinos y simétricos;
al Norte el plano de las líneas de luz y sombras en los peñascos de colinas en los valles del porvenir;
al Este la oración y meditación de madrugadas frías y largas,
besos de fuego y tus hombros en mi pecho;
al Oeste las nubes lejanas que se mecen en tus cabellos, la caída de agua en las piedras de río
en tus sueños.
Desde la azotea
te recuerdo con el silencio y el remoto cruzar de trenes,
noches sin sueño de risa vespertina,
te recuerdo con luces de ciudad que son el vago billete de la memoria
cuando dormíamos juntos
con la vía láctea y el visor periférico de tu corazón.
¿Soy la azotea de tu mente?
Espacio donde puedes estar sola y conmigo.
Soy tus noches de lunas llenas y los amaneceres en tus ojos.
Soy el respiro de tu cuerpo y el llamado al siguiente viaje. Soy, pues, tú desde la azotea.
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