ALACAZAR II

Las selvas de tus latidos en mi mente, la saliva de tus aullidos, el perpetuo caminar de regreso de aquellos sueños. 
Trémula luz del fuego viejo en los libros del sendero, tu luz de sal en canto desnudo y bañado en sudor,

Piedras del fuego, regresaste al encuentro de la entrega, manifestación de las cuentas que cuelgan en tu pecho, tu plexohumo blanco del recuerdo,

Resuena la caja torácica legado de garganta en llamas.
No hay medicina que la del corazón en la mejoría del adiós,
y aprendimos que las grandes sendas del amor son nuestras,

 Los días pasados de arrojo, son los vuelcos, 
mirar con otros ojos, sentirte en el torrente del sueño, con otra piel...