Montañas
Nos hacemos entonces uno con la noche, con tu miedo y tu deseo
Segunda generación que ya había experimentado con la templanza
No hay fin de camino, solo este paraíso perdido entre ruinas ocultas
No hay luz de Luna, solo estos nubarrones que vuelan en las puntas de los cerros
y el derrumbe del refugio.
Yo, la campana de la segunda etapa de lo que hoy día se ha de llamar
El hierro forjado manteniendo a los herreros de La
Se refugia de nuevo la voz en la noche y deja paso al sonoro latir del pulso de tu mirada
De herramientas tan útiles como las empuñaduras de ciudades acuñadoras como Lisboa y Toledo
Entre tus piernas desnudas, en las rocas que duermen al frío nocturno, fluye la vena de la tierra, allí en esa escalinata el apantle