Monday, May 28, 2018

"PASAJE DE LOS ALTOS HORNOS"


"...la madrugada da paso al despliegue de luces estelares que se filtran en los picos altos de la serranía, y provocan que Matías despierte de un sueño hondo, trabajosamente, se incorpora, se persigna, ése sueño por segundos lo relaciona con sus caballos, que hace varios años que naufragaron a su llegada a el puerto de Veracruz, el relinchar de su potro donado por un terrateniente de la sierra norte de Oaxaca, le hace salir dando tumbos del cuartel, le pone en apuros, le hace saltar de su petate y cubierto por un gabán brinca de un lado a otro tumbando las guarniciones, entonces de saltos tiene la fortuna de librar el establo y darse cuenta que su corcel, ese potro que ya en varias ocaciones le ha tirado de su montadura está allí, la luna brilla con fulgor, Matías se toma el cinto, aún conserva la canana y el revolver, lo desenfunda,  tiene dos cargas en la manzana, aún el olor a pólvora sigue subiendo por su empuñadura,  no hay más que solo dos tiros, aún con las botas puestas toma su arma y tira al cielo como queriendo matar la luna, como queriendo saber si su potro lo va a tumbar de nuevo ese mismo día cuando lo lleve al arroyo, o al lago para su regocijo, el potro negro como la noche aún ensillado lo mira a los ojos, no hay mas que el silencio de su mirada, las chicharras y un trueno que obliga a Matías a enfundar su Smith and Wesson que conserva desde aquel fatídico naufragio, pues los nubarrones reflejan los relámpagos en los remolinos al viento de un vecino chaparrón.

Después de contemplar la luna por minutos y de regreso del cuartel y los establos a su Casa, solo a unos cincuenta metros, el aroma de la cafetera express puesta por el al olvido en el fogón la cuál  salvó de sus pertenencias en Veracruz, le recuerda que ya han pasado varios minutos para que se hubiese puesto de pie la potranca de María. Le da una prisa por desmontar al potro pues los establos se ven muy oscuros, y sus botas no son las que acostumbra para montar en época de lluvias, las usa pues tuvo una cita con María en la ciudad, a más de cuarenta y cinco minutos sobre el camino de herradura el cual llega a su Rancho de nombre Río Hondo, y aún así María desconoce el nombre y la ubicación, es así que le da a su potro estancia en el corredor de la finca, le amarra junto a un bebedero sin cerril, le da cuerda para retozar en el pastizal, y allí Matías se sienta en la mecedora de sus aposentos, se tumba las botas de hebilla, hace que el gato brinque al tejado del susto, toma de su bolsa trasera del pantalón de arriero la carta que esa tarde María le dió entrega.... y se dispone a leer, hay café y mezcal que le regaló un amigo de María en la mesita de centro... "

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